My Life
Nací en la vibrante ciudad de Bogotá, un lugar que desde el primer aliento, me enseñó a ver la vida como un lienzo en blanco. Crecí entre dos mundos, cada uno tan fascinante y complejo como las propias emociones humanas. Mi padre, siempre elegante y con una visión conservadora del mundo, y mi madre, una fuerza de la naturaleza: sociable, decidida, empoderada. Esta dualidad en mi hogar no fue una simple circunstancia, sino la primera lección sobre la belleza de los contrastes. Desde pequeña, aprendí que la vida no es blanca ni negra, sino una rica mezcla de matices y colores.
Mi infancia estuvo llena de momentos que me formaron y me dieron las herramientas para ser quien soy hoy. Recuerdo con cariño los fines de semana, cuando el aroma de los asados familiares llenaba nuestra casa de risas, amor y tradición. Pero fue en los paseos por los ríos del Chocó, la tierra que corre por las venas de mi familia materna, donde verdaderamente aprendí a ser libre. Aunque mi apariencia pueda sorprender a algunos, soy afrodescendiente, y el Chocó es más que un lugar para mí; es un símbolo de mi herencia y mi identidad. Me enseñó a vivir fuera de las estructuras rígidas, a sentir el pulso de la tierra, y a ser auténtica en todo lo que hago.
Desde muy joven, sentí que la moda era más que ropa; era una forma de arte, una forma de contar historias y expresar lo más profundo de mi ser. La moda me permitía jugar con la realidad, desafiar las expectativas y crear algo hermoso a partir de la nada. Esta pasión me llevó a estudiar Diseño de Moda en LaSalle College de Bogotá, donde cada tela, cada hilo, cada boceto, se convirtió en una extensión de mi alma. Pero no fue suficiente. Sabía que había más por aprender, más por descubrir. Así que crucé el océano, dejando todo atrás, para sumergirme en el mundo de la Comunicación y Relaciones Públicas en el Istituto Europeo di Design en Milán. Esta ciudad, con su mezcla de historia y modernidad, se convirtió en mi segundo hogar. Allí, aprendí a comunicar con más que palabras, a celebrar la feminidad en toda su diversidad, y a crear para las mujeres que me inspiran: mujeres valientes, protagonistas de sus propias historias, con una feminidad tan poderosa como única.
Cada paso en este viaje ha sido una reafirmación de mi amor por el arte, la moda y la autenticidad. Soy perseverante, siempre buscando nuevas maneras de expresar mi creatividad. Soy una artista, no solo por lo que creo, sino por cómo vivo, con pasión y autenticidad en cada momento. Amo lo que hago, amo crear, y amo la posibilidad de que, a través de mi trabajo, otras personas también puedan ver la belleza de vivir una vida plena, auténtica y llena de color.
My vision of the world
Mi visión del mundo ha sido siempre simple y clara: creo en la belleza de convertir lo que tenemos en nuestras manos en una fuente inagotable de generosidad y amor. Siempre he pensado que nuestras habilidades y vocaciones no nos pertenecen solo a nosotras mismas; están aquí para ser compartidas con aquellos que nos rodean. Si la vida nos bendice con algún talento o habilidad, entonces tenemos la responsabilidad de utilizarlo para enriquecer la vida de los demás. Para mí, eso es lo que da verdadero sentido a lo que hacemos.
Desde que era niña, me encontré dibujando en los márgenes de los cuadernos, soñando con telas y colores. La moda se convirtió en mi refugio, un espacio donde podía crear y recrear el mundo a mi alrededor, y lo más importante, compartirlo con otros. Aunque el mundo de la moda puede parecer vasto y a veces intimidante, lleno de competencia y desafíos, yo siempre he visto en él un océano de posibilidades. Aquí, siento que puedo aportar algo único y significativo, algo que va más allá de lo visible, algo que toca el alma.
Quiero crear más que ropa; quiero crear historias, quiero crear experiencias. Cada prenda que diseño lleva consigo un pedazo de mi corazón, una pequeña parte de mi historia, pero sobre todo, una invitación a que cada mujer que la use cuente la suya. Recuerdo las palabras del gran arquitecto Tadao Ando: “Si un edificio no comunica nada, no es arquitectura”. Para mí, la moda es lo mismo. Una prenda que no te hace sentir especial, que no susurra una historia al oído, es simplemente tela. Y yo no quiero crear simplemente ropa; quiero crear piezas que hagan que cada mujer se sienta como la protagonista de su propia historia, porque creo que todas merecemos sentirnos así.
Cada día que me levanto, lo hago con la convicción de que lo que hago tiene un propósito mayor. Mi mayor alegría es saber que, a través de mi trabajo, puedo hacer que alguien se sienta vista, apreciada y única. Porque al final del día, eso es lo que realmente importa: conectar, inspirar y compartir. Mi deseo es que cada mujer que vista una de mis creaciones se sienta envuelta en un abrazo, que sienta la alegría, la autenticidad y el amor con el que fue creada. Porque la moda, para mí, es solo una extensión del amor y la generosidad que quiero ofrecer al mundo.
Así es como veo la vida, con los brazos abiertos y el corazón lleno, siempre dispuesta a dar lo mejor de mí y a recibir con gratitud todo lo que este maravilloso viaje tiene para ofrecer.
Top 5 finalistas del concurso “Se busca nuevo Diseñador” – Revista Fucsia
Bogota Fashion Week
Reconocimiento Soy Empresaria Cámara de comercio por dedicación y resiliencia.
Guatemala Fashion Week
filosofía de vida
Mi filosofía de vida siempre ha sido simple pero profunda: vivir cada momento y cada acción como si fueran para Dios. Para mí, Él es la esencia de todo lo que soy, la fuerza que guía mis pasos y el amor que llena mi corazón. Desde que lo conocí, Su presencia ha sido mi mayor inspiración, el faro que ilumina mi camino, especialmente en esos momentos en los que me siento más débil y vulnerable.
Hay días en los que la vida se siente como una montaña difícil de escalar, en los que las dudas y los miedos parecen más grandes que yo. Pero incluso en esos días oscuros, sé que no estoy sola. Es Su amor el que me levanta, el que me da la fuerza para seguir adelante. Me recuerda que cada desafío, cada obstáculo, es una oportunidad para crecer, para aprender, para acercarme más a Él y a lo que realmente importa en la vida.
Cuando pienso en todo lo que he vivido, en cada risa, en cada lágrima, en cada triunfo y en cada caída, sé que ha sido Su mano la que me ha sostenido. Me impulsa a dar siempre lo mejor de mí, no por reconocimiento o por éxito, sino porque sé que mi vida es un reflejo de Su amor. Y eso, para mí, lo es todo.
Vivir de esta manera me llena de alegría y paz. Me hace sentir plena, sabiendo que, aunque el camino a veces sea incierto, nunca estoy sola en mi viaje. Cada día es un regalo, una nueva oportunidad para amar, para ser generosa, para compartir un poco de la luz que Él ha puesto en mí con los demás. Esa es mi misión, mi propósito, y me esfuerzo por cumplirlo con todo mi corazón, con autenticidad y gratitud.
Así es como elijo vivir, con amor, con fe y con la certeza de que todo lo que hago, lo hago para honrar a Dios y al regalo de la vida que me ha dado.